Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

sábado, 27 de septiembre de 2008

Mujer lugubre


Aquella mujer lúgubre
que me mira con sus ojos negros
odiándome y anunciando
muerte y destrucción


Con su piel blanca y fría como
el frío mas intenso que congela
mi alma y mi corazón calido

Y su boca de labios pintados del
negro mas tenebroso, poco acogedor
que habla de sufrimiento y dolor
eterno sin compasión

Su cabello negro que parecen
látigos de martirio imparable
que inspiran esclavitud infamia

1 comentario:

Fer dijo...

Quiero conversar contigo, ¡otra vez!. Te buscaré uno de estos días, y te encontraré, para hablar horas, minutos.

Matías, adoro tu poesía, y salio verso :)

Cuida-te, tu espíritu.
Intenta sonreír.