Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

martes, 14 de julio de 2009

Miradas


Ojos que miran
Miradas frías que matan
Juicio de observaciones,
Parpadeos silenciosos sin juicio

Miradas fijas que no mueren

Las ventanas miran pero no veo
El ciego no juzga, no allá porque

El tuerto hasta la mitad,
El de ojos falsos muere

¿Qué miras para saber que sientes?
¿Algo que decirme que me miras?
Si los cierras desapareceré
Si parpadeas también lo are

No me observes mucho
Te dolerán los ojos,
Te dará una irritación

Los ojos no oyen ni sienten
Tampoco oír, solo ven como el silencio
Y el tiempo asesino

Me vigilas, peor parpadearas
Y me iré sin que te des cuenta

Me perderás de vista lo percibo,
Pestañeaste y me fui

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