Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

lunes, 13 de diciembre de 2010

La muerte exhausta


Los faroles se apagan
con la muerte
en sus andanzas encorvada
como si ya no quisiera vivir

Con un cuervo en el hombro
y un búho presentándola
cordialmente como en una gala
lee su lista refunfuñando
de la hora que le toca
visita las puertas finales
de la vida ajena a ella

Los gatos maúllan anunciando su llegada
quebrándose la cabeza de dolor
a la falta de lo que no consigue

Los ojos entre abiertos de la gente
observan una sombra caminar
dejando su rastro decadente en las calles
muertas como ella y sus pensamientos
recordando lo que olvido
tomando su mano y escribe

Danzante en su lugar
celebra como duermen
embriagada de pereza
y los pecados con que se limpia la nariz
inexistente que no tiene
yéndose por donde llego
con un cuervo picando su cabeza

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