Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

viernes, 16 de octubre de 2009

La maestra


La caricia de amar

la caricia de enseñar

y un vals bailar

soñar con enseñar

para mi quiero


El fin triste esta

de esperar esta

aquella caricia al enseñar

y mi diccionario dejar

sin la pizarra mirar

y tus no estas

la clase no tiene calma

la tiza el afecto

el borrador la experiencia


De que tú jamás

te iras nunca olvidare

llegar al final

la clase eterna finaliza

y te vas


Tu enseñar llega

al corazón tú mirar

deseo tu huella seguir

se borra al mirar


La puerta se abre

de que no vendrás

me entristece volver

lunes, 12 de octubre de 2009

Miedos


De la esquina oscura de la habitación sin luz en medio de la noche el la miraba variamente con su cigarro en al boca donde solo se veía la punta de este y el humo que votaba de su boca seca en medio de la oscuridad al fumar, jugando con su cuchillo en al mesa vieja desafiando a la muerte misma, mientras lo observaba temerosamente sin saber quien era cubriéndose su cuerpo semidesnudo con las sabanas que solo se veía con las luces del metro que pasaba a largos ratos

-pone el dinero- dice el hombre de al esquina a ella en forma de amenaza con una voz onda y profunda que viajaba lentamente como un eco que paralizaba el tiempo hasta su cama que solo tenia un colchón roto en un catre viejo y oxidado sin cuidar; la silueta oye pero no habla, se sentía en el ambiente la tensión de ello, el cenicero se lleno de cigarros, luego un tiro se escucho en la habitación; aquella silueta desaprecio quedando un solo cigarro prendido en el cenicero

jueves, 8 de octubre de 2009

Guerra en Asgard


Es una noche de tormenta nevada, la más fuerte del año de Asgard, las normas pisaban la nieve que hacia sonar sus pasos hasta su hoguera a descifrar el acontecer sangriento que teñiría al blanca nieve de Asgard.

Había un soldado llamado Onund que era un soldado mas del ejercito de Odín, pero este tenia la excepción de que el hablaba con los dioses. El frío solo propagaba muerte al espíritu de los hombres marchantes, las miradas de odio eran iguales a la de Fenrir, intimidante a la hora de gritar en al guerra.

La batalla empezó la masacre de sangre que corría por las armas y las pieles de lobo, las hachas y espadas retumbaban; Onund veía la muerte a que dirección se dirigía en su caballo negro, en un cerrar de ojos de segundos la muerte de flecha se disfrazó para atravesarlo mas cuatro iguales. El tiempo se detenía ante su caída que evitaba tratando de dar unos pasos con su espada antes de morir llevándose consigo al filo de ella unas vidas de sus enemigos, al caer del todo y machar la nieve de rojo el tiempo se detuvo y vio que no tenia su espada en empuñada, pensó en los miles de drakkars en que vinieron para no volver más; expectante con las otras almas que también estaban ya muertas esperaban que la guerra terminara para que llegaran las valkiria para llevárselos al Valhalla cosa que el sabia que Odín no haría por algo a cambio.

Con el don que tenía recordó que tenía el uso también en al muerte para hablar con Odín. Invocando una audiencia con el temía que sus cuervos lo atacasen a la orden del si no hablaba bien lo que el quería, implorando que todos sus hombres sean recibidos en el Valhalla prometiendo ser su guerrero eterno hasta que el lo quiera. Al oír esto Odín le concedió el favor dándole vida nueva en los que aun estaban de pie para luchar por el dando el descanso a sus hombres de guerra. Solo vasto con un rayo del martillo Thor para callar los gritos y masacres de al guerra; hasta el día en que murio por segunda vez Odín le hizo el fin de su batalla y eterna y lo dejo entrar a el Valhalla con sus soldados de toda al vida.

domingo, 4 de octubre de 2009

Noche de jerga de 31


Aquella noche las estrellas se cubrieron con su manto de nubarrones para no alumbrar el cielo nocturno de octubre cuando era 31. Su madre la luna llena brillaba para protegerlas de lo que seguía de esa larga noche.

Los muertos despertaban de sus tumbas a celebrar la larga noche de Halloween, se saludaban sonrientes con los pocos dientes que les quedaban aunque se les saliera una mano o el brazo entero. La muerte de traje elegante se ponía a bailar Tap, Twist, lo que sea para divertirse en una noche excepcional que nadie podría arruinar, bebiendo de su copa de champaña más fino hasta emborracharse. La fiesta empezaba, los músicos tocaban alegremente mientras las animas y muertos bailaban riendo. La luna era la única espectadora de tal noche que era solo de al muerte y su cola de invitados del inframundo, el cementerio era una pista eterna de baile al ritmo del Twist.

El decapitado reía de borracho en su caballo mientras corría por las calles gritando sandeces, los demonios se subían del infierno hasta a la tierra para festejar. La carroza fúnebre corría sola transportando al diablo. El ultimo brindis dijo al muerte media borracha de champaña francesa por al noche de 31 que se iba y seguía la del próximo año, los difuntos se iban a sus tumbas despidiéndose de un apretón de manos hasta el próximo año; la muerte se largaba borracha a trabajar con al caña. Solo las copas quedaron, el sol de las llevo haciendo el aseo par que nadie se diera cuenta que una noche de jerga en las calles mortales.


viernes, 2 de octubre de 2009

Porque me prohíbes


Por que me prohíbes
tener tu mirar
y mis ojos sellar

Por que me prohíbes
oír tu voz,
tu canto oír en sueños

Por que me prohíbes
sentirte
y no poder tocarte

Por que me prohíbes
sentir tu perfume
de recuerdos y temores

Por que me prohíbes
de tu piel beber
y no sentir el amor
que existe sin que sepamos

Por que me prohíbes
solo tenerte en vida
si solo te tengo en sueños

Por que me prohíbes
que te ame
sin razón que explicar

Por que me prohíbes
soñarte, si es así
como te tengo sin despertar