Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

lunes, 7 de diciembre de 2009

Sueños de nevada blanca

Sus huellas se veían hundidas en la nieve fría como su corazón, como a la vez desaparecían como lo que dejaba a su paso aquella nieve se transformo en tormenta.

Alice apago su lámpara luego de haber despedido a su amigo, su árbol estaba apagado como su espíritu de diciembre. Dormía apaciguadamente nada la despertaba excepto por aquella brisa fría que paso por su cuello blanco bañado en perfume, miro la ventana fríamente, pero estaba cerrada, en eso volvió a dormir. En un abrir y cerrar de ojos la realidad de Alice de transformo de su alcoba en una tierra desolada a la mitad de una tormenta de nieve de la que ni el Grinch aguantaría, consternada pero indiferente grito si había alguien, la vista se le hizo mas nublada pero una luz llama su atención, al acercarse un hombre de solo unos harapos la saludo diciéndole-hola, como te llamas-, Alice mirándolo el dice su nombre, le pregunta -quien eres tu-, sonriente el hombre le dice –nose, ya me conoces, te he estado esperando-.

Con duda se queda pensativa mientras el hombre riendo en la hoguera se calienta las manos, sin avisar se larga a caminar, desconcertada nuevamente por al acción le grita que la espere, siguiéndolo a lo lejos ve una cabaña encendida por dentro, preocupada ve si hay alguien, lo que vio no se lo creyó; vio una niña jugando alegremente con un oso, por inercia propia se dio cuenta que era ella.

De golpe el hombre le toca el hombro y le dice que hace frío.

Sin pensar dos veces las cosas entro, al abrir la puerta pasaron de ser madera a roca, viajando a una tundra oscura con una tumba solitaria con un nombre grabado, curiosa de saber corrió las telarañas; su nombre estaba escrito, un viento nevado soplo furiosamente llegando a soplar al casa quedando en la tormenta, así cerrando sus ojos pregunto a gritos del ruido de la nieve a aquel hombre que la acompaño –quien eres-, solo tus recuerdos y lo que viene respondió.

Despertando en su cama viendo al hombre desaparecer frente a ella como un viento nevado

Desde su ventana, miro su futuro dicho por sus recuerdos volviendo al día anterior, para que Alice arregle el día en más tiene que recordar a los demás

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