En la soledad de un hombre solitario a la luz de una vela tímida que se esconde lentamente, donde las palabras nacen como la voz del compás clásico en un concierto nocturno en solitario. Con solo la sinfonía de los querubines con sus tímidas y curiosas miradas lejanas lo ven trazar las palabras de su mano, con solo el sonido de las carrozas nocturnas en el cielo correr en sus oídos.
La ventana abierta da luz a un cuadro de estrellas y un cielo despejado donde los sueños viajan infinitamente en una sinfonía de armonía junto a frases interminables y tenores eternos para deleitar para los fantasmas del pasado; mientras mira por la ventana sus recuerdos, verdades, mentiras, conflictos y guerras de vida cayendo una lagrima de un bello cantar.
Bajo un vals de ánimas alegres se levanta de su silla para sacudir un viejo y polvoriento espejo, con su manga lo limpia y se mira guardando silencio pensando como los años le han pasado por encima; tomando una estatuilla de Mozart le pregunta-¿qué ha sido de mi Mozart?-, viendo que la estatuilla no respondía la dejo en su lugar. ¿Qué será de la mujer que conocí que murió hace diez años? , cansado de cuestionarse saca la manta que cubre un antiguo sillón y trae su vela acerca par apagarla y dormir bajo una sinfonía invisible que mueve el vals
1 comentario:
me emociona, no se quizas sea el maldito royo ke existe con la soledad. ke se yo. cuentos antiguos y palabras que se las lleva el viento, Gracias x traerlas de nuevo a mis oidos
Publicar un comentario