Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

jueves, 18 de noviembre de 2010

Cuarenta grados


Son cuarenta grados anunciados por la radio mientras Clara conduce su Chevrolet camaro del 67, repentinamente en auto comenzó a fallar y se escucho un estruendo en el motor. Clara muy preocupada se bajo y abrió el capo, una nube de vapor le envolvió el rostro. Miró el camino de su derecha y con la mano en la frente avisto un restaurante que apenas se veía, tomo las llaves y su billetera. Bajo el sol incesante pensaba en como arreglaría su Chevrolet camaro del 67 mientras caminaba al restaurante; luego de veinte minutos al sol llego a un estacionamiento cercano al restaurante, lo primero que vio fu el nombre del restaurante entre la polvareda que no se disipaba, alcanzando a leer “Sun food”, entro al restaurante y una campana sonó y todo miraron a la puerta para saber quien era, Clara solo saludo con una sonrisa y se sentó en la barra, hasta ese momento no pidió nada entonces, un hombre desconocido le acerco un baso diciendo que iba por la casa, ella solo dijo gracias. Tomo el baso de agua de a poco pensando en su auto abandonado en medio de la carretera dibujándolo en una servilleta con un lápiz que se encontró en la barra. Todos sus pensamientos son interrumpidos cuando un hombre extraño le pregunta si tiene algún problema, rompiendo el pensamiento de Clara; entre nostalgia y preocupación le dice que tiene su auto en pana a veinte minutos del restaurante, al escuchar lo del auto el hombre le ofreció su ayuda ya que trabajaba como mecánico en el estacionamiento del restaurante, ella muy alegre por la noticia le pidió que fueran cuando baje el sol. Pregunto el nombre de el para por lo menos conocer a quien reparaba su auto, este le dice que se llama Carlos. Carlos grita a la barra que traigan un a ronda de cerveza para el y ella, toma un sorbo de la cerveza y sonríe diciendo que esta buena. Mirando el rosto de Clara se dio cuanta que tenía hambre y pide un especial para ella, Clara pregunta por qué pidió un especial.

Para entretenerse en el transcurso de la tarde conversaron hasta que el sol se fuera, ambos preguntaron al otro que hacían en el desierto, el respondió que estaba de vacaciones y pensó que sería interesante explorar el desierto, Clara solo dijo que lo quería recorrerlo por un mes ya que tiene que trabajar el próximo mes y el tiempo será lo último que tendrá a su disposición.

Clara miro al ventana y el sol se estaba ocultando, aviso a Carlos para ir por el auto. Escuchaban radio mientras Clara miraba el camino para sacar el auto, el saco una cuerda gruesa de la camioneta y la engancho con el auto de Clara, Ella muy alegre de su suerte lo espero adentro de la camioneta, recordó que tenía un abrigo en el auto y bajo para buscarlo. Ambos partieron hasta el restaurante. Al siguiente día lo fue a ver para saber que tenía su auto, noto que estaba reparando un parabrisas, Carlo caminó hasta el auto de ella y movió la llave del auto y este funciono como si nada hubiera pasado, el solo le explico que se calentó el motor. Feliz de la noticia lo invito a tomar desayuno, luego se despidió con un beso en la mejilla.
Escuchando la radio Encaminada a Arica mientras esta anuncia elevados grados de calor, siguiendo su camino al ritmo de la canción emitida por la radio dejando polvo en la carretera.

2 comentarios:

Roberto_Carvallo dijo...

tiene toda la onda ... pero usted no ha idop a arica...cuesta mucho sintonizar una radio en el desierto...
saludos.

Alkazar dijo...

carballo no arruines la magia del cuento, lo de la radio lo sabía, era para darle un efecto