Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

domingo, 10 de julio de 2011

Mujeres ideales no hay (parte II)


De que existe la mujer perfecta
es tan falso de que no causan problemas
o que no achican una tarjeta de crédito
con un par de pechos consiguen mucho
a cambio de poco como un auto
no importa si es fea, linda, fría o cálida
si sabe cocinar o no, si es fiera
o tan aburrida como una piedra
con una llega un problema detrás
o varios dependiendo de como sea.
Quién no quiere una mujer
el párroco quiere una que no sea dios
el oficial quiere una que no sea un general
el profesor quiere una que no sea la directora
fea y arrugada
llevaderas a la perdición para algunos
como un vicio en carne sin cura
ni tratamiento
un misterio sin solución
una incógnita con defectos y virtudes
inspiración de poetas burdos y viejos
que hablan de amor a ciegas de ello
piden mucho o poco o nada
si piden fastidian
si tienen aburren
quién sabrá de la mujer perfecta?, no sé