Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

viernes, 20 de marzo de 2009

Crónicas de un hombre sin rumbo Parte dos: conociendo el mar de al incertidumbre


Varado en la playa mirando la puesta seca su espada par hacer un dibujo en la arena sin que nadie lo molestara pensando en las nubes como fluyan libres sacándose la capucha, cansado de estar en la arena salio a ver el comercio, vio una señora pasar y le pregunta donde se ubica el ahora por que no sabia donde estaba; alegremente le responde que esta en el puerto de Jaffa. Con esa respuesta pensó que había ya estado demasiado tiempo en el desierto, lo conocía al revés y al derecho ya era hora de irse a nuevos horizontes
Mirando las embarcaciones desde la baranda del puerto, esperando la mañana se subió a un barco en la madrugada, sin darse cuenta se subió a un barco de pasajeros donde venia la realeza de una parte de castilla, el paso desapercibido, por que parecía sirviente que hacia guardia en las noches. Llegada a la primera noche que quiso mirar a la luna recordando el mar de arena antes de embarcarse al mar, miraba toda a la noche la luna hasta el mismo amanecer. Una noche vio una dama desde la baranda asomarse por el balcón pequeño que tenia, peor no fue la ultima vez que la vio, paso una semana así viéndola; una noche le hablo, le dijo también admiras la luna en su belleza; ella le responde que si, es como una diosa para ella, y siguieron admirando toda la noche callados son nada que decirse, más que guardas silencio. Pasaron así otra semana. Una noche ella no estaba el no se preocupo, de la nada ella apareció de una esquina oscura con un hola seguido de su boca, su respuesta fue un hola también mientras ella lo abrazaba y el solo mantenía su mirada en al musa blanca. Rompiendo el silencio el pregunta se es de España por casualidad o solo es una extranjera en una barcaza española, ella entre risa responde que es española, sobrina de la reina de castilla, sorprendido un poco empezó a tararear una balda, mientras ella le pregunta si el es de España o solo un extranjero; sin rodeos le dice que es español también, solo que viaja sin rumbo alguno con solo una espada en al espalda. Sorprendida le comenta que ella desearía vivir así pero no puede ya que es vigilada todo el tiempo, sin sentir algo el dice que uno es libre solo tiene que proponerse y lo lograra, que si quiere ser prisionera ella misma se ara las amarras y ella sabe como sacarlas, nadie más sabrá sacarlas. Con estas palabras callo y pensó despidiéndose con un beso en al mejilla avisándole que mañana vendrá de nuevo para que sigan hablando.
Con la noche siguiente ella llego con una bolsa de cincuenta chelines de oro dándole gracias por al lección y que un día se ira de viaje con el para ser tan libre, entre risa le responde que este viaje se debe hacer solo o no se aprende nada y que no es necesario que le de esa bolsa, el enseña por gusto; antes de terminar ella le da un beso profundo callándolo brevemente sin razón alguna volviendo en si preguntándole porque el beso, ella responde que esta enamorada de desde que subió al barco y que no quiere que se valla; el se queso callado un rato pensativo, luego de ese rato hablo respondiéndole que si se quedaba con ella se ataría sin retorno a ser libre de nuevo, que es mejor al final se valla para que lo recuerde libre y no prisionero del destino como todos los demás tripulantes del barco, al decir estas palabras ella quedo calladamente pensando luego de un silencio intimidante ella lo abrazo sin soltarlo pidiéndole que no se Balla.

Pasaron las horas lentamente en la cubierta al siguiente día, mientras el miraba el atardecer cuando alguien lo interrumpe tocándole el hombre que bello estaba el atardecer, animoso sin demostrar como siempre el responde que lo ve todos los días; sin alguna razón el extraño le pregunta el nombre y el responde que dejo de tener nombre hace tiempo cuando se hizo un hombre libre con esta respuesta quedo dudoso seguido cambio el tema añadiéndole que se llama Carlos y se embarco para conocer el mundo, seguido de volver a casa, ¿y tu? le pregunta; responde alegremente que viaja sin rumbo alguno por el mundo, que a conocido el desierto, los oasis mas lejanos del mundo y que se quiso embarcarse por nuevos rumbos, ya que conocía demasiado bien el desierto, tenia que seguir nuevos rumbos para romper al rutina; impresionado el extraño llamado Carlos le admira su vida con un comentario adulador, luego se despide de Carlos para dar una vuelta en el barco de costumbre por las tardes.
Llevaba un mes de viaje marítimo se terminaba el verano, el viento se volvía frío de a poco, esa noche ella no apareció ni siquiera por su balcón; de ese día no había dormido en tres semanas así que se fue a dormir, al abrir la puerta del camarote se encontró con la sorpresa de ella con una rosa sentada en al cama en sus manos suaves y blancas mirando con dulzura con al que solo una madre da ; en ese momento le llego un recuerdo de su infancia de Barcelona cuando vio un barco por primera vez. Pasaron dos días sin saber de ella, hasta que una mañana un hombre vestido de seda le entrego una carta, pensativo lo abrió, era una invitación de ella a comer con la realeza de castilla, el solo fue a su habitación a dormir pero se encontró en su camarote un traje de cesa rojo con una carta encima que decía:

Amor mío:
Te he invitado a esta cena porque tienen que conocerte, no como nuestra aventura sino como un aventurero sabio
Con esmero
Tu amada

Luego de leer esto pensó que perdía así que se arreglo llegada la noche, pensó que se veía ridículo aunque pensaba irse pronto ya que estaba cerca de un puerto de España. Se decidió y dio marcha a ya, sin darse cuenta entro pensando no se porque lo hago en donde no pertenezco; cuando la vio todo cambio con la sonrisa de ella, ella también sonrío al verlo pero los dos sabían que el no pertenecía hay. La que inicio la conversa fue la madre de la doncella con una pregunta que ya conocía ¿de que vivía?, sin saber nada raro le dice que esta acostumbrado a soportar ya que aprendió eso en el desierto, que lo conocía como la palma de su mano hasta los oasis; estando toda la noche con preguntas llego la ultima antes de irse ¿Qué lo traía hasta el mar?, como le dijo a Carlos, que quería nuevo rumbos en su vida con eso finalizo la noche yéndose a su camarote, cansado de tanta finura se cambio a su otra ropa moviéndose a la baranda de la cubierta a mirar la luna.
Mirando la luna de la anda aparece ella tomándole la mano llevándolo a su balcón, ella le dice que pensó y pensó sacando al conclusión de que debe ser libre, así que se entregara a la vida: desamarrándose el vestido yendo en inercia hacia abajo, declarando con un beso lleno de pasión se declararon su amor con el sexo mas apasionado ante la luz de la luna llenaron con las luces del puerto a lo lejos. A la mañana siguiente despertó solo con una carta y una rosa en el traje que le dio esa noche, la carta leída decía claramente apasionada:

Amada:
Fuiste un amor que nunca imagine, nunca te olvidare espero que algún día nos encontremos de nuevo; gracias por los chelines que me diste, el traje te lo devuelvo me recuerda una vida
que no es para mi, me moriría con una vida así. Cada vez que vea la luna acordare de ti y no olvides mi nombre es Miguel, porque te amo como el sueño que esmero de terne algún lugar donde ir.

Caminando en un prado solo con su espada pero había una diferenta, de que había un recuerdo en su corazón, un recuerdo con forma de mujer a ver al luna. Cansado se hecho en un árbol viendo como un pastor movía sus ovejas pensando en ella y si debería irse de España o viajar por ella, indeciso durmió para aclararse.

domingo, 8 de marzo de 2009

Crónicas de un hombre sin rumbo Parte uno: el desierto, rumbo a nada


Sonaba el viento en las dunas, hace poco hubo una cruzada, no quedaba nadie mas que un soldado cruzado tirado en la arena viendo como los cuervos y los buitres volaban en circulo encima de el, en un ultimo vistazo ve una forma acercándose lentamente hacia el cerrando así sus ojos siguiendo tirado en la arena de las dunas al sol. Luego una hora desmayado abrió los ojos y vio la figura que se movía en frente del dándole agua, lo único que veía era su barba en el mentón preguntándole quien era y por que lo lleva si morirá. Insistentemente sin preguntarle se lo llevaba, lo levanto y se lo llevo en la espalda, trataba de ver la cara del pero una capucha le cubría la cara excepto el mentón; llegada la tarde despertó en un oasis en medio del desierto, se impresionó que estaba sin armadura en una carpa, con una voz ronca y solitaria escucho la pregunta como te llamas, solo respondió Alain entonces con su capucha puesta le agrega en una frase “bienvenido al oasis de Timimoun”; luego de esto se vistió y asomo su cabeza, la primera impresión fue que había carpas por todos doquier, turcos en cantinas improvisadas en mas carpas, incluso las herrerías. Era un pueblo de carpas en medio del desierto; busco con la mirada al tipo que lo salvo, cuando esta apunto de salir le toca el hombro y lo entra a la carpa advirtiéndole que no salga así, si un guardia lo veía así lo mataría así que se quede allí y el le conseguirá ropa adecuada para pasar desapercibido. Luego media hora apareció con una tunica y un turbante para que salga
Pasaron ya tres días de su llegada, solo veía al hombre cuando el traía algo; un día le pregunta por que tenía todo el tiempo con el una espada sino al usaba nunca, con esa pregunta el desenfunda la espada saliendo un filo oxidado que era más que café de tan oxidada que sonaba al salir por el rose; con esto el le recomienda que al restaure e sea desintegra sola con al misma calma le responde que sabe eso y no la afila por porque no quiere gastar en algo que no usa.
Paso una semana de llegada, se empezó a cuestionar donde iba por que nunca lo veía a menos que viniera el a traerle algo, así que salio en medio de al noche escondido viendo que hacia: lo siguió a una carpa donde servían cerveza y agua estuvo una hora allí; al salir despertó de al espera continuando su seguida llegando a una roca aun kilómetro del oasis, de verlo derepente aquel hombre le avisa que no tiene que esconderse sabe donde esta y que lo a estado siguiendo, con esto va donde el, dudoso le dice porque mira arriba; sin crepúsculo le cuenta que al luna es una musa nocturna que se saca el velo del día y se muestra tal como es ya nadie la ve mas que el , con esto se dedica a mirar y callar escuchando el silencio del viento en las dunas de la arena que parecían olas en un mar de arena. Rompiendo el silencio le pregunta de que país es, el se quedo callado respondiendo con otra pregunta ¿de donde venia para llegar hasta haca?, orgulloso le contesta que viene de Francia; con esta respuesta le contesta que si luchas por un poco de tierra te amarras al mundo y dejas de ser libre para vivir, que asi de esa manera se sentía de debe pesar en que hacer.
A la mañana siguiente despertó solo en al arena, lo único que izo fue volver al oasis que a duras penas se veía desde allí, pensaba en lo que le dijo el, se puso a pensar porque se hato al ejercito si deben pensar que esta muerto, tenia razón. Ya paso un mes de su llegada se sabía donde estaba todo, hasta hizo un par de amigos, un día llego a su carpa y vio un papel en su alfombra que decía:

Alain:
Tu compañía fue grata, ahora te dejo ya que este es mi modo de vida, ojala que allá sido de gusto mi compañía; te deje chelines en casi de que necesites. Ahora sigue tú solo, yo solo te di una ayuda para que sigas sin mi sin problemas. Afile la espada como me recomendaste ese día, ahora la cuidare.
Por cierto soy español y me llamo Miguel, te deje un mapa para volver a Francia si quiere volver aunque lo dudo.

Consigo leído esto el se entristeció por que justo estaba hablando con el, pero el lo quiso así.
Solo dejando sus huellas en la arena con solo su espada y un poco de agua en una cantimplora a pie solitario con su capucha dejando a la vista su mentón con barba, el no pensaba ni cuanto faltaba para su próximo destino, solo miraba el sol para ver la hora en que salga la luna, así observarla sin nada mas que hacer.
Camino y camino mas allá de de lo que un hombre puede callado; encontró un palmera solitaria donde acostarse llevaba cuatro noches; al despertar eran ya recién las nueve pensó, con eso siguió caminando; a lo lejos ve a alguien de negro con un turbante y un pañuelo, solo sele veían los ojos: aquel hombre en medio de la noche lo amenazo con robarle, sino lo mataba, con estas palabras se saco la capucha, sacándole a la fuerza de un tironeo lo que curia su rostro con esto agarro su cabeza y lo miro fijamente diciéndole que el cobarde es el que amenaza para vivir sin causa alguna El hombre asustado salio corriendo sin causa alguna dejando su pañuelo en el suelo arenoso.
Ya era el cuarto día de viaje, vio una señora a lo lejos don un jarrón de inmediato pensó que había un poso donde llenar su fuente de bolsillo, las horas eran eternas para alguien ajeno al miedo de esperar. Llegado al pozo lleno su cantimplora mirándose al agua, noto que estaba n un pueblo que ni siquiera le llamo la atención, arena, casas nada interesante.
Miro su bolsa tenia veinte chelines de oro, se compro un poco de fruta y pan, comió un poco; en eso ve un niño en la calle de dejo cuatro chelines y la mitad del pan para que no muera de hambre, al hacer eso sus recuerdos llegaron como un vistazo al miedo mas interno. Recordó cuando era un niño que vivía con su madre y su padre sastre, se acordó que un hombre le había dejado ocho chelines ese día , con ese dinero le compro víveres a su madre al saber esto su padre lo golpeo y lo llevo al hombre que le dio los chelines, para hacerle saber que no necesita caridad de gente de la realeza; al ver al hombre que se los dio pidió perdón, su apariencia era muy denigrante la ropa gastada y pelo largo descuidado por los viajes, antes de irse el hombre detuvo al niño. Le dice que viaje sin pensar donde y será libre para siempre.
Dejo el pueblo, camino mas todavía cuando dejo atrás el desierto noto que llego a un pueblo con costa, es eso pensó y pensó decidiéndose que había conocido todo el desierto era hora se conocer el mar. Quedándose sentado en al orilla admirando la playa y su atardecer

lunes, 2 de marzo de 2009

El vino de la pena y el desahogo


Un hombre compraba su caja de vino para embriagarse y olvidarse de su penas con tal de no saber nada, aquel hombre descuidado por la cesantía desde hace un mes hasta que su hija enfurecida para que omniscientemente el se ayude con las pocas fuerzas de razon que le quedaba.
El mira la caja en tristeza inventando una excusa para sentarse par zafarse de al situación de vergüenza misma dándose cuenta de lo bajo que ha llegado a vivir sin algo porque luchar, mirándose su parca desteñida y su buzo Adidas viejo y sus zapatillas desgastadas, oliendo su olor a copete dándose cuenta que su hija solo lo trata de sacar de aquel abismo en que se encuentra atrapado sin poder salir solo, enojada y triste la hija le exige que nunca mas le venda aquel veneno que lo estaba matando por dentro que alguna vez se le pudo dar una oportunidad de comenzar de nuevo