Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

domingo, 28 de marzo de 2010

Notas negras y putrefactas


La nota muerta
que no suena
resuena en mi corazón
un corazón vomitado
hasta no parar

Que mis dedos fríos
no tocan más que improperios
una desafinación dulce
como el gato que rasga
mi oído sangrante

Toco la flauta
con mis pulmones reventados
de ironía y sarcasmo
en re de mis muertos
de las notas que callan

Esas notas que me siguen
que suenan en la cabeza
como un eructo de borracho
callejero de do y la
sin gracia ni tonada

Las notas del gato putrefacto
del suelo rasgando el vidrio
como un corazón solitario
y mutilado con el cuchillo
del grito de la locura

Notas que escucho en mi cabeza
hasta al misma locura

domingo, 21 de marzo de 2010

Cuentos del abuelo


De pequeño se sentaba con su abuelo en aquel viejo sillón, con sus ojos llenos de felicidad por los hermosos cuentos que le contaba, cuando se quedaba dormido el abuelo se reía y lo llevaba a su cama. Soñaba con lo relatos fantásticos de su abuelo sobre dragones, caballeros y doncellas socorridas al primer llamado de su rescatistas revestido en armadura, sin olvidar los magos sabios que los ayudaban, pero al despertar todo se iba con el amanecer del día.

Cuando anochecía corría en pijama a la chimenea donde su abuelo lo esperaba para leerle un cuento siempre se reía con ello y se dormía en sus brazos

Un día su abuelo se enfermo, nunca se entero, inocentemente lo busco para su cuento que lo hacia tan feliz cada noche; lo espero toda la noche, se quedo dormido en medio de la incesante espera del pequeño
Con el rostro del siguiente día lo llevaron a verlo, no podía imaginarse lo que veía; postrado en cama se encontraba su abuelo; le pidió si le podía leer un cuento, el abuelo sin negarle una última lectura a su nieto le sonrío cariñosamente como siempre y comenzó a leerle, la fuerza de su amor por su nieto fue mas fuerte que su dolor físico, al terminar de leer dio un último suspiro y miro a su nieto, luego cerro los ojos y no despertó mas. Quería pensar que nunca más le haría falta alguien que le leyera pero no podía, pensaba que su abuelo le leería desde arriba desde donde estaba, lo abrazo y lloro desconsoladamente.
Un luto rodeaba al niño, bajo al lluvia intensa, tristeza era lo único que sentía. Cada vez que veía el sillón le traía recuerdos, la lectura la abandono debido a que le recordaba a su abuelo ausente, sn sus sueños notaba que no era algo ficticio, era la realidad pura con su crueldad de robar lo que uno mas quiere, todo se le transformo en un recuerdo vacío.
En las noches lloraba desconsoladamente hasta que una noche tuvo la visita de su abuelo, debido que san pedo le dio el permiso para ir a verlo y consolarlo, el dijo que nunca lo dejara solo, siempre estará para el y el contra las historia mas lindas que harán que hasta los ángeles lloren de alegría; con esto el niño dejo de llorar y despertó a tomar un libro de los que le leía su abuelo y se puso a leer para nunca mas dejarlos

sábado, 13 de marzo de 2010

Niñez a jugar


Ven conmigo a soñar
más nunca despertaras
y soñaras por siempre

Ven toma mi mano
y viajemos juntos
por un mundo dibujado
por nosotros

Sonríe conmigo
sonriamos los dos
para que nazca un día
un día nuevo y más feliz

Caminemos sin zapatos
marquemos un sendero
donde los rayos luz los borren

Prende una vela y yo otra
así las estrellas se encenderán

Riamos con la lluvia que cae
cantemos con los pájaros
dancemos en el agua chapoteando

Cerremos los ojos e imaginemos
imaginemos una lluvia de alegría
una lluvia de abajo hacia arriba

Solo ven conmigo y hagamos todo eso
subir una escalera hasta el infinito
solo con al preocupación de envejecer

sábado, 6 de marzo de 2010

Smith y la mujer del tren


Smith enviudo hace ya dos días, espera solitariamente el tren de las once con media hora, esta nublado como a punto de llover, un día de luto piensa Smith mirando el horizonte si viene el tren, el momento de una mañana de invierno, a lo lejos se vio el tren diurno de las doce sonando su silbato y ruedas de acero chirriando al frenar, el vapor salía como una niebla de muchas noches atrasadas.
Smith ya se imaginaba que no llegaría nunca, se estaba acordado que llegaría a las once y media, pero estaba retrasado por media hora, no le dio mucha importancia al asunto además ya nada vale la pena en tal momento de su vida, subió al carro y se acomodo donde fuera, miro por la ventana la lluvia caer como si no fuera la primera ni la ultima vez, escucho al boletero afuera de su asiento y saco el boleto esperando que pasara pidiéndolo.
El carro marcha y marcha sin dejar huella de paso todo como si fuera no existiera, Smith mira su derecha y ve una maquina de café, pensó que no tenia que hacer y tampoco tenia ganas de dormir, decidió tomar un poco de café ya que no tenia nada mas que hacer, en sus manos tenia un café espumoso y cargado, se fue a su asiento nuevamente ocupado de sus pensamientos lo interrumpe una mujer, lo distrae diciéndole-que feo esta el día-, Smith le responde-si, pero parece que cambiara-, en su cabeza se alegro un poco según el punto de vista que le quitara un poco por un rato su nube negra en su animo. En ese momento el cielo empezó a despejar, con una sonrisa la miro y se presento, ella le dijo que se llamaba Lucia, con los nombres ya en sus conocimientos y una comunicación casi natural sin timidez se fueron conversando de la vida y sus pasares personales, por un momento Lucia le dice que se tiene que bajar en esa estación, le dijo adiós y le dio y papel con el nombre de una dirección y le dice que la busque, Smith solo le dijo adiós prometiéndole que la buscaría..

lunes, 1 de marzo de 2010

Llamada


Era una de aquellas noches en que llegaba muy cansado y me estaba quedaba dormido sin darme cuentan en el sillón, cuando logre caer ante mi cuerpo agotado de la jornada laboral sonó el teléfono interrumpiendo mi sueño y el silencio de la habitación, con la voz floja digo “Alo” y nadie respondió, colgué para seguir en lo que estaba que era dormir, no fueron solo veinte minutos miserables que logre conciliar el sueño ya que sonó el teléfono, nuevamente lo contesto por segunda ves y dijo de nuevo “alo” pero otra vez no contestan y cuelgan. A si estuvieron toda las cinco horas mientras decidía no responder porque sabía lo que pasaría, con insomnio en mis ojos cansado me decidí a tomar por ultima vez el teléfono y preguntar por quién llamaba incesantemente pero esta vez contestaron antes de que hablara una sola palabra de mi boca, una voz burlesca me dice entre risa “caíste otra vez”, le dije “hijo de puta” y corte el telefono sintiéndome aliviado por única vez en al noche volviendo a dormir antes del amanecer.