Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

lunes, 1 de marzo de 2010

Llamada


Era una de aquellas noches en que llegaba muy cansado y me estaba quedaba dormido sin darme cuentan en el sillón, cuando logre caer ante mi cuerpo agotado de la jornada laboral sonó el teléfono interrumpiendo mi sueño y el silencio de la habitación, con la voz floja digo “Alo” y nadie respondió, colgué para seguir en lo que estaba que era dormir, no fueron solo veinte minutos miserables que logre conciliar el sueño ya que sonó el teléfono, nuevamente lo contesto por segunda ves y dijo de nuevo “alo” pero otra vez no contestan y cuelgan. A si estuvieron toda las cinco horas mientras decidía no responder porque sabía lo que pasaría, con insomnio en mis ojos cansado me decidí a tomar por ultima vez el teléfono y preguntar por quién llamaba incesantemente pero esta vez contestaron antes de que hablara una sola palabra de mi boca, una voz burlesca me dice entre risa “caíste otra vez”, le dije “hijo de puta” y corte el telefono sintiéndome aliviado por única vez en al noche volviendo a dormir antes del amanecer.

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