
Smith enviudo hace ya dos días, espera solitariamente el tren de las once con media hora, esta nublado como a punto de llover, un día de luto piensa Smith mirando el horizonte si viene el tren, el momento de una mañana de invierno, a lo lejos se vio el tren diurno de las doce sonando su silbato y ruedas de acero chirriando al frenar, el vapor salía como una niebla de muchas noches atrasadas.
Smith ya se imaginaba que no llegaría nunca, se estaba acordado que llegaría a las once y media, pero estaba retrasado por media hora, no le dio mucha importancia al asunto además ya nada vale la pena en tal momento de su vida, subió al carro y se acomodo donde fuera, miro por la ventana la lluvia caer como si no fuera la primera ni la ultima vez, escucho al boletero afuera de su asiento y saco el boleto esperando que pasara pidiéndolo.
El carro marcha y marcha sin dejar huella de paso todo como si fuera no existiera, Smith mira su derecha y ve una maquina de café, pensó que no tenia que hacer y tampoco tenia ganas de dormir, decidió tomar un poco de café ya que no tenia nada mas que hacer, en sus manos tenia un café espumoso y cargado, se fue a su asiento nuevamente ocupado de sus pensamientos lo interrumpe una mujer, lo distrae diciéndole-que feo esta el día-, Smith le responde-si, pero parece que cambiara-, en su cabeza se alegro un poco según el punto de vista que le quitara un poco por un rato su nube negra en su animo. En ese momento el cielo empezó a despejar, con una sonrisa la miro y se presento, ella le dijo que se llamaba Lucia, con los nombres ya en sus conocimientos y una comunicación casi natural sin timidez se fueron conversando de la vida y sus pasares personales, por un momento Lucia le dice que se tiene que bajar en esa estación, le dijo adiós y le dio y papel con el nombre de una dirección y le dice que la busque, Smith solo le dijo adiós prometiéndole que la buscaría..
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