Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

viernes, 5 de junio de 2009

Muerte y sombras


Al soñar el no merecía su visita las sombras lo seguían, verlo morir querían. Salir arrancar quería, pero de la cama no salía por miedo. Al arrancar la muerte lo seguía en sueños en la misma realidad, le mostraba su reflejo en la oz, en sus ojos la muerte veía el futuro y el no tenia más que el fatal final.

Su nombre en sangre marcado le apuntaba en una lista de fuego, de susto huyo, las sombras oscuras lo delataban, el corría, la muerte lo seguía a pasos quemados al andar, la voz de ella susurraba el viento, su canto final recitaba, la flauta final oía, sin salida alguna paro de correr, por la espalda le apareció un triz, su oz alzo, un gritar se escucho, nadie lo escucho más que los cuervos que esperaban su carne devorar.

El viento callo, el cuervo silencioso miro la roja sangre salir, su alma llevar vieron, el único testigo nunca hablo, su plumaje la muerte callo, con un festín a su merced de silencio a cambio dio, las sombras han de desaparecer la luz a de ahuyentarlas, al masacre solo quedo, unos pasos borrarse al nacer el siguiente día nuevo

No hay comentarios: