
Al soñar el no merecía su visita las sombras lo seguían, verlo morir querían. Salir arrancar quería, pero de la cama no salía por miedo. Al arrancar la muerte lo seguía en sueños en la misma realidad, le mostraba su reflejo en la oz, en sus ojos la muerte veía el futuro y el no tenia más que el fatal final.
Su nombre en sangre marcado le apuntaba en una lista de fuego, de susto huyo, las sombras oscuras lo delataban, el corría, la muerte lo seguía a pasos quemados al andar, la voz de ella susurraba el viento, su canto final recitaba, la flauta final oía, sin salida alguna paro de correr, por la espalda le apareció un triz, su oz alzo, un gritar se escucho, nadie lo escucho más que los cuervos que esperaban su carne devorar.
El viento callo, el cuervo silencioso miro la roja sangre salir, su alma llevar vieron, el único testigo nunca hablo, su plumaje la muerte callo, con un festín a su merced de silencio a cambio dio, las sombras han de desaparecer la luz a de ahuyentarlas, al masacre solo quedo, unos pasos borrarse al nacer el siguiente día nuevo
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