Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

domingo, 15 de agosto de 2010

Soñando en una carretera de España


Gabriel y maría caminaban en el borde de la carretera bordeada de un prado alumbrado por el sol sofocante. Gabriel mira a María y le dice que lo espere un poco, mientras María mueve los brazos en el aire con su polera naranja resaltando al sol lejano. Corriendo tras ella María le dice que es una tortuga, al alcanzarla ella se tropieza cayéndose Gabriel también; los dos se rieron allí tirados en el suelo, ella le pide que la pare porque no puede respirar del gozo de la risa mientras Gabriel se sacude el polvo
María le pregunta cuando volverán a Chile, sonriendo con la mirada al cielo le dice que volverán cuando el camino se acabe y no sepan donde ir, ella solo lo miro y le dijo “tan filosófico”, luego le dio un beso en la mejilla. Llego el atardecer, María abrazaba a Gabriel y le pregunta rompiendo el silencio del momento por qué no se sientan y miran el ocaso, se sentaron en el pasto debajo de un árbol cercano mientras María peinaba con sus dedos el cabello largo de Gabriel. Se prometieron verse siempre en ese árbol cuando se distancien

1 comentario:

Srta. X dijo...

me encanto
te juro
es muy lindo, una faseta no conosida en tu tipo de escritura.

Gracias x la flor, gracias por todo