Prologo de un poeta que ya murió sin ver la muerte

Mi poesía es un grito en la oído del hereje que es ciego, el anuncio de la muerte que vive para irse conmigo a un baile de versos y estrofas que nacen de mi mano que me lleva de vuelta a al vida para perturbar con lo que sale de mi boca, de mis poros, de mi lengua anticuaria difuminada por el tiempo, por mis dedos grises de mis manso mas grises todavía

viernes, 10 de octubre de 2008

Factoría de la felicidad



Había una ves un feliz lugar llamado manicomio de la felicidad, se llamaba por que todos sonríen aunque estuvieran tristes o llorando. Todo es felicidad debido a su psiquiatra.

Un día cualquiera llegaron nuevos pacientes el les mostró sus cuartos y les dio un paseo En al mazmorra del manicomio, al abrir la primera habitación de tortura vieron la tortura de un paciente que gritaba, que le enterraban un taladro en la rodilla mientras le abrían los parpados para k viera mensajes subliminales de tortura con felicidad. Los pacientes nuevos se colocaron más nerviosos. El psiquiatra le dijo que se calmaran, que sus no eran alaridos de dolor, si no de de felicidad ellos quieran huir pero Teodoro su asistente los tenia apuntando con una pistola.

Llego al final del pasillo, los abandono a en una sala de tortura, entraron de las sombras de un abrir y cerrar de ojos varios encapuchados, al alejarse el psiquiatra se escucharon los alaridos de dolor de los nuevos pacientes que se unían a la felicidad. El psiquiatra se largó a reír macabramente y cuasimodo lo siguió con su canto por los alaridos, esta fue la factoría de la felicidad de donde vengo y que me hizo feliz

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